El agua es esencial para el proceso digestivo, desde la descomposición de los alimentos hasta la absorción de nutrientes. Sin suficiente hidratación, el metabolismo se vuelve lento y aparecen molestias como estreñimiento o acidez.
Beber agua purificada facilita la digestión, ya que está libre de compuestos que pueden irritar el sistema digestivo. Es ideal para quienes buscan cuidar su estómago e intestinos.
Además, ayuda a transportar vitaminas y minerales por todo el cuerpo, mejorando el aprovechamiento de cada comida.
El agua de mala calidad, en cambio, puede afectar la flora intestinal y provocar malestar. Por eso, optar por agua purificada es elegir seguridad para tu organismo.
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Un cuerpo bien hidratado no solo digiere mejor, también se siente con más energía y equilibrio.
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